La historia de la Virgen de Andacollo se une a la leyenda popular, ambas entregan importantes detalles del inicio de la piedad mariana. Según datos históricos, en el año 1544, el español Juan Bohón fundó La Serena, situación que provocó el malestar de los pueblos indígenas que habitaban la zona. Durante ese periodo se produjo una fuerte rebelión, provocando con ello la destrucción de la recién fundada ciudad y dejándola completamente destruida. Debido a esa calamidad, nació la leyenda de la Virgen de Andacollo, que cuenta que después de ese arrasador incendio, lograron salir con vida solamente dos españoles, los que huyeron hacia las montañas, encontrándose con asentamientos indígenas en zonas de lavaderos de oro. Los europeos, al escapar, cargaron su tesoro más preciado: una pequeña imagen de la Virgen tallada en madera tosca sin labra, y decidieron dejarla oculta como un indicio para volver.
Alrededor del año 1575, un indígena llamado Collo encontró esta imagen mientras cortaba leña. En ese momento, escuchó una voz celestial que le dijo: “Anda Collo, y comunica a tu pueblo que me has encontrado”. Él tomó la figura de la Virgen y la llevó hasta su casa, donde le ofreció culto asociándola a la Pacha Mama.
Pronto, los españoles volvieron atraídos por la riqueza que vieron a su paso y se dieron cuenta de que los indígenas le rendían culto a la imagen según su creencia. Fue así como nacieron los primeros bailes religiosos y, por orden del doctrinero Juan Gaytán de Mendoza, se construyó la primera capilla mariana en Chile, en el año 1580, convirtiéndose en la segunda en América Latina, después de la Virgen de Guadalupe, en México.
Desgraciadamente, no existen antecedentes históricos que mencionen la presencia de esta imagen primitiva. En el año 1672 llegó a Andacollo el sacerdote Bernardino Álvarez de Tobar, quien describió en un documento que “no existe imagen mariana al interior de la capilla ruinosa”. Es así que, motivado por los habitantes de la época, se mandó a esculpir a Perú la actual imagen de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, la que llegó a la ciudad a comienzos de 1676, siendo bendecida el primer domingo de octubre de ese año, y desde entonces, recordamos su advocación y bendición cada año en la Fiesta Chica de Andacollo.
El 26 de diciembre de 1901, monseñor Florencio Fontecilla, obispo de La Serena, en un acto grandioso y memorable, realizó la coronación a la sagrada imagen de la Virgen del Rosario de Andacollo, así lo señala la lápida de mármol que se ubicada en la Basílica Menor como recuerdo de aquel acto: “El XXVI de diciembre de MCMI, siendo, Sumo Pontífice N. Smo. Padre el Papa León XIII, obispo de La Serena, DR Florencio Fontecilla, Capellanes del Santuario los RR.PP. Misioneros del Corazón de María, presidente de la República, Excmo. Sr. Don Germán Riesco, Intendente de la Provincia, DO. Juan de Dios Peñafiel, fue coronada canónicamente esta Venerada Imagen, con asistencia de cinco Sres. Obispos e inmensa concurrencia de clero y fieles”.
El fervor popular trajo consigo los bailes religiosos. El verdadero origen de estos y sus danzas en Andacollo debe buscarse en sus costumbres incaicas profundamente arraigadas en Chile a principios del siglo XVI, ya sea en el plano social, moral y religioso. Andacollo es la cuna de la religiosidad popular, sus bailes religiosos inscritos son más de cien.
El baile chino es el más antiguo de los bailes religiosos de Andacollo; la palabra “chino” deriva del quechua y significa “servidor”.
El sacerdote Bernardino Álvarez de Tobar, mandó a esculpir a Perú la actual imagen de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, la que llegó a la ciudad a comienzos de 1676, siendo bendecida el primer domingo de octubre de ese año, y desde entonces, recordamos su advocación y bendición cada año en la Fiesta Chica de Andacollo.
Festividades y celebraciones
Surgen en el año 1752
Surgen en el año 1798 en la estancia de Cutún
Llegan a Andacollo en el año1958 desde el norte de Chile
Surgen en el año 1752